¿Será
que empecé a ponerme viejo?
Por : Juan Abel Angélico
Por : Juan Abel Angélico
Hay muchas cosas que nos hacen
dar cuenta cuando estamos envejeciendo, por ejemplo algunos empiezan a pensar
como un viejo, cuando ven a esos muchachos con el corte de cabello "cresta
de gallo" , teñidos de rojo, con sus cejas depiladas como se usa ahora y dicen que
el corte a la romana era mejor, mentiras!! Y piden a los gritos que vuelva el
servicio militar.
Otras personas se agarran una rabieta cuando escriben, ksa por “casa”, kso por “queso” o q por “que” o peor baca en lugar de “vaca”, o lo que considero un sacrilegio, mila en lugar de “milanesa” por qué!!!, la milanesa para ser milanesa tiene que llamarse así.
A mí eso no me pasa, no me enojo con esos peinados tipo cresta o cejas depiladas, confieso que no me gusta que le cambien el nombre a la milanesa, pero eso sí que mis alumnos en una prueba no me escriban ksa ni kso y menos baca.
Otras personas se agarran una rabieta cuando escriben, ksa por “casa”, kso por “queso” o q por “que” o peor baca en lugar de “vaca”, o lo que considero un sacrilegio, mila en lugar de “milanesa” por qué!!!, la milanesa para ser milanesa tiene que llamarse así.
A mí eso no me pasa, no me enojo con esos peinados tipo cresta o cejas depiladas, confieso que no me gusta que le cambien el nombre a la milanesa, pero eso sí que mis alumnos en una prueba no me escriban ksa ni kso y menos baca.
Otro síntoma es cuando algunos
comparan sus tiempos con los actuales. Por ejemplo, dicen que ahora que todos
prestan más atención al celular que su familia, que no se conversa ni se las mira.
Imaginemos una familia desayunado, el papa con el celular, la mama poniendo
manteca en la tostada del nene y la nena los dos de guardapolvo, ahora
cambiemos el celular de la mano del papa, por un diario, ¿les parece conocida
esa imagen?, tal vez ustedes eran ese papá con el diario o lo vieron en una telenovela
de Andrea del Boca cuando era chiquita donde lo único que hacía era llorar. ¿Vieron
que no es culpa del celular?, antes se decía del diario lo que hoy del celular.
A mí estos últimos días me pasaron
algunas cosas curiosas, junto con el
deseo de mirar películas de cowboy por YouTube
seleccionando las mismas películas
que veía en la función de matinée del
cine San Martin las tardes de los Domingos , empecé a recordar cosas de la
infancia, los juegos en el patio de mi casa, paseos en bicicleta, a mi padre
llegando de su trabajo y esas tardecitas tomando mate en la vereda con mis
padres y hermanos, o esas noches sentado en el umbral de aquella vieja casa de
la abuela por Juan Pujol y Salta, mirando
una estrella que estaba al noreste, cuya luz producía un efecto similar a un
parpadeo y cambio de colores, estrella de la que en ese entonces me declare en forma unilateral su amigo y aun
hoy, cuando levanto la vista la veo allí, y seguirá estando cuando yo ya no
este, y fantaseo que la seguirán viendo mis hijos , nietos y bisnietos.
Me entra nostalgia cuando
viene a mi memoria esas fiestas de fin de año cuando se juntaban mi padre con
sus 9 hermanos con sus parejas y mis primos,
todos en aquel patio de cemento coloreado de rojo, bajo una parra y en una gran
mesa.
Siento todavía el aroma de carne al horno, preparada por mi madre en la cocina de mi casa, desde temprano para llevar a compartir a la noche. Escucho todavía la voz de la tía Cata, anunciando la llegada de la ensalada de fruta.
Todas esas cosas maravillosas que nos transmiten nuestros sentidos, colores, aromas, bullicio de niños y voces queridas, todavía la tenemos guardadas en algún recodo de nuestro cerebro y vienen, no cuando queremos sino cuando necesitamos sentirlas.
Luego el tiempo pasó, nunca más nos juntamos bajo el parral, muchos nos fuimos de nuestro pueblo, algunos se quedaron, otros como mi padre, mi hermano y algunos tíos despacito se fueron con la abuela. Seguramente ellos ya estarán sentados en la gran mesa en el patio de piso rojo, bajo la parra del patio de la abuela, yo no estoy triste sé que algún día lejano, padres, tíos y primos nos volveremos a encontrar, esta vez para siempre. Si es así pido una sola cosa, me gustaría que cuando llegue ese día yo vuelva a ser un niño.
¿Será que empecé a ponerme viejo?.
Siento todavía el aroma de carne al horno, preparada por mi madre en la cocina de mi casa, desde temprano para llevar a compartir a la noche. Escucho todavía la voz de la tía Cata, anunciando la llegada de la ensalada de fruta.
Todas esas cosas maravillosas que nos transmiten nuestros sentidos, colores, aromas, bullicio de niños y voces queridas, todavía la tenemos guardadas en algún recodo de nuestro cerebro y vienen, no cuando queremos sino cuando necesitamos sentirlas.
Luego el tiempo pasó, nunca más nos juntamos bajo el parral, muchos nos fuimos de nuestro pueblo, algunos se quedaron, otros como mi padre, mi hermano y algunos tíos despacito se fueron con la abuela. Seguramente ellos ya estarán sentados en la gran mesa en el patio de piso rojo, bajo la parra del patio de la abuela, yo no estoy triste sé que algún día lejano, padres, tíos y primos nos volveremos a encontrar, esta vez para siempre. Si es así pido una sola cosa, me gustaría que cuando llegue ese día yo vuelva a ser un niño.
¿Será que empecé a ponerme viejo?.